¿Sabes cómo tienes que lavar y planchar tu camisa de seda?

La seda es un tejido compuesto de fibras producidas de manera natural por determinados insectos y es también uno de los tejidos de mayor calidad, además de ser también uno de los más delicados y lujosos. Pero la seda no es sólo un tejido bonito, suave y lujoso, sino que también tiene propiedades que ayudan, por ejemplo, a la conservación del calor en condiciones de humedad o frío, por lo que además de utilizarse para la fabricación de prendas como camisas, faldas y otros muchos artículos de moda, se usa también para hacer otros artículos funcionales como sacos de dormir para alpinistas.

Por todo esto, la seda natural es uno de los tejidos más valorados por la industria textil, ya que se trata de un producto de lujo, compatible con el medio ambiente y cuya resistencia a la rotura es elevada, pese a su delicadeza.

Existen muchos tipos diferentes de seda, como la seda rústica, el Shantung o "seda cruda", el crespón, el crepé, el pul, el muaré, el satén, la gasa, el terciopelo, el Damasco o los brocados. Con todos ellos se fabrican numerosos tipos de prendas, como camisas de todos los tipos de cortes, colores y estilos.

Si tienes alguna camisa de seda sabrás que, pese a la calidad de este tejido, lavarla y plancharla requiere de cuidados especiales, ya que hacerlo en la lavadora o de manera incorrecta puede enganchar el tejido, desteñirlo o rasgarlo.

Por eso, a la hora de lavar y planchar camisas de seda deberemos ser especialmente cuidadosos, ya que podemos dañar el tejido de manera irreparable.

¿Qué pasos debemos seguir a la hora de lavar una camisa de seda?

1. En primer lugar, tendremos que comprobar si la seda de nuestra camisa destiñe o no, ya que, si la seda de la que está hecha nuestra camisa destiñe o está pintada a mano, tendremos que optar por el lavado en seco.

Si has comprobado que tu camisa de seda no destiñe, puedes proceder a lavarla a mano en casa:

2. Necesitarás un barreño con agua fría y jabón neutro. Cerciórate de no poner excesiva cantidad de jabón y de que éste esté bien disuelto antes de introducir la camisa.

3. Frota las manchas con mucho cuidado con la prenda en el interior del agua con jabón. Ten cuidado de no frotar con demasiada fuerza para no desmembrar las fibras ya que, si se separan entre sí, dañaremos el tejido y se creará una rozadura que cambiará tanto el color como el aspecto de la camisa.

4. Una vez que hayas terminado, aclara la camisa en un barreño con abundante agua fría y con 1/4 de vinagre. ¿Vinagre? Sí, el vinagre disuelto con el agua ayudará a eliminar los últimos restos de jabón y además proporcionará brillo a la camisa de seda.

5. Vuelve a aclarar la camisa, esta vez sólo con agua fría. Así eliminarás los restos de vinagre y la camisa quedará limpia, suave, brillante y sin ningún olor.

Una vez lavada, comenzaremos el proceso de planchado y secado.

¿Cómo secamos y planchamos la camisa de seda?

1. Una vez terminado el aclarado, escurre el agua sobrante extendiendo la camisa sobre una toalla para que el agua se absorba de manera progresiva sin dañar la prenda.

2. Mientras la camisa esté aún algo húmeda, métela en una bolsa de plástico e introdúcela en la nevera durante, al menos, 45 minutos. ¿Por qué? El refrigerador contribuirá a conservar las propiedades naturales del tejido de seda y al mantenimiento de la camisa durante más tiempo.

3. Plancha la camisa a temperatura baja, sin vapor, ejerciendo poca presión y siempre con la prenda del revés, ¡nunca por la cara visible de la prenda!

Otros consejos para el correcto lavado y planchado de tus prendas de seda:

* Evita que productos que contengan alcohol, como perfumes, estén en contacto con la prenda durante el proceso de lavado. El alcohol daña los tejidos y también los destiñe.

* Nunca utilices detergente. Utiliza siempre jabón neutro o, en cualquier caso, jabón específico para prendas muy delicadas.

* Si lavas tu camisa en la cocina o el baño, despeja bien las encimeras, mesas y muebles para evitar enganchones. 

* Si la prenda tiene alguna mancha delicada o que no sea simplemente superficial, puedes probar a intentar quitarla antes de comenzar el lavado con toallitas húmedas. Esto debería eliminar la mancha en gran medida.


¿Te han resultado útiles nuestros consejos? 

Recuerda que si tienes alguna otra duda, consulta, o prefieres que los profesionales nos encarguemos del lavado y planchado de tus prendas favoritas y más delicadas, puedes contactar con nosotros en nuestras redes sociales, llamándonos por teléfono o utilizando nuestro servicio de tintorería online con recogida y entrega gratuita para toda Sevilla.

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Una mancha, una historia

Érase una vez, una joven y tímida becaria llamada Rosa. Todas las mañanas Rosa, se dirigía a la oficina en el autobús como de costumbre y se sentaba en el primer asiento junto al chófer porque se mareaba. Hasta que un día, en la parada de bus vio llegar a un chico nuevo, moreno, de ojos azules y muy interesante, era Javi. Empezaron a hablar y la complicidad les hizo conectar. Cuando subieron al autobús, Rosa con miedo de no volver a saber de él, se armó de valor, se olvidó de sus fobias y se sentó junto a él para no romper la conexión. Quería volverlo a ver pero, sus palabras no la acompañaban y su parada se acercaba. Llegó la hora, era su parada y a través de un hilo de voz, le dijo enrojecida: ¿Javi te apetece comer conmigo? Y sorprendida, él le dijo: ¡encantado! Te recojo a las 14h. Rosa se bajó del autobús como si de una nube se tratase. Llegaron las 14h y aún no sentía la gravedad en sus pies. Una vez en el restaurante, Javi pidió una botella de vino rosado para compartir. Al llegar la botella, Rosa decidió brindar por los encuentros fortuitos. Pero, sus nervios al final la traicionaron y el vino fue a parar a la camisa blanca radiante de él. Ella avergonzada le dijo: Lo siento mucho Javi. Pero, sé como quitarlo. Déjame ayudarte. No te preocupes. Entonces llamó al camarero y le pidió que trajese sal. El camarero extrañado pero, educado, no preguntó y se la llevó. Rosa cogió un puñado de sal y lo echó sobre la mancha. Javi y el camarero se quedaron sorprendidos pero fue efectivo tan sólo debía después lavarlo con agua y jabón. Finalmente, todo quedó en una anécdota. Ahora, hoy día, Javi siempre lleva un tarro de sal a cada aniversario.

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Nuestro homenaje especial a la camisa!

La camisa siempre ha sido considerada una prenda fetiche, tanto para el hombre como para la mujer. De cualquier estilo y corte, la camisa completa cualquier look dándole ese toque tan elegante. Por eso es raro el diseñador que se resiste temporada tras temporada a presentar una nueva versión de la camisa, buscando quizá encontrar la fórmula de esa camisa perfecta, que todos buscamos. Si abrimos cualquier armario, será muy difícil encontrar alguno que no tenga al menos una camisa colgada. Y es que la camisa es una prenda clásica y eterna, que a pesar de que vaya reinventándose año tras año, siempre es una elección acertada, y todos recurrimos a ella en más de una ocasión. 

Por ejemplo, en el cine, la camisa ha sido protagonista de alguno de los grandes hitos cinematográficos: vistió a Audrey Hepburn en más de una ocasión (como vemos en las imágenes), fue la prenda por excelencia en el vestuario de Annie Hall, protagonizada por Diane Keaton, que se convirtió en un icono de los `60 y ’70, o vistió a Tom Cruise en esa escena tan conocida e imitada de Risky Business (O si no, comprobadlo en el video que compartimos con vosotros, haced click aquí Tom Cruise en Risky Business).

¿Pero conocemos su historia? ¿Sabemos cuándo comenzó a utilizarse por primera vez? ¿Y por qué la camisa blanca es un imprescindible que nunca pasa de moda?

En El Oso Polar, queremos compartir con vosotros algunas curiosidades. Ya que creemos que una prenda tan atemporal y que se ha convertido en el centro de todos los cuidados y mimos posibles a la hora del lavado y planchado de nuestra ropa, se merece al menos un post por nuestra parte.

La camisa , tal y como la conocemos en la actualidad, data de principios del siglo XX en nuestro país, aunque a finales del XIX, ya se registró en Inglaterra la primera camisa abotonada.

La costumbre que indica el Protocolo y que dice que un caballero nunca debe de quedarse en mangas de camisa en los banquetes y otros actos, viene de ese primer uso que se dio a la camisa como prenda de ropa interior, y de la que sólo podía apreciarse el cuello.

A finales del siglo XIX, la camisa blanca o de tonos claros, era signo de distinción. ¿Por qué? Porque sólo los aristócratas y gente de buena posición podían lavarla a menudo y tenerla siempre limpia. En esto no hemos cambiado mucho, ya que poder mantener una camisa de un blanco reluciente es la promesa por ejemplo de muchas marcas de detergentes en la actualidad.

La camisa es una de las prendas que menos ha evolucionado, ya que se ha mantenido su corte clásico, variando sólo el tamaño y forma de los cuellos. ¿Sabes cuántos tipos de cuellos de camisa hay? Te lo contamos en una de las imágenes.

Además, una curiosidad acerca de la camisa es la diferencia que existe a la hora de abrocharla entre las camisas de hombre y las camisas de mujer. Las camisas masculinas se abrochan de izquierda a derecha, mientras que las de mujer se abrochan justo al revés. Esto obedece a que los hombres antaño podían desabrocharse la camisa con la mano izquierda mientras sostenían la espada con la mano derecha, mientras que la mujer solía sostener al niño con el brazo izquierdo mientras se desabrochaba la camisa con la mano derecha.

Como en El Oso Polar somos fans de la camisa, y nos gustan que siempre queden perfectas, hemos decidido rendirle homenaje de la mejor manera que sabemos: ¡Acabamos de lanzar un nuevo Bono especial para las camisas! ¡A partir de ahora podrás lavar y planchar 30 camisas por 60€! ¿Te encantan las camisas pero no tienes 30 para llevar en un solo pedido? No te preocupes, el Bono te servirá para tantos servicios como vayas solicitando hasta que alcances la camisa número 30. ¿A qué esperas para tener todas tus camisas relucientes?

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